El paro general convocado por la CGT para el 9 y 10 de abril se mantiene sin cambios. A pesar de la falta de diálogo con la central obrera, el Gobierno confía en que la conciliación obligatoria con la UTA garantice el servicio de colectivos durante ambas jornadas.
A pocas horas del inicio de la medida de fuerza, el Gobierno nacional no logró acercar posiciones con la CGT y la huelga general sigue en pie. La protesta arrancará el martes 9 con una movilización al Congreso en defensa de los jubilados y continuará el miércoles con un paro total, en lo que será la tercera huelga contra la gestión de Javier Milei. La relación entre la Casa Rosada y la dirigencia gremial está estancada, y las gestiones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, no alcanzaron para destrabar el conflicto.
En este escenario, el Ejecutivo apuesta a minimizar el impacto del paro con una jugada clave en el área del transporte. El secretario de Trabajo, Julio Cordero, dictó la conciliación obligatoria en el conflicto salarial con la Unión Tranviarios Automotor (UTA), medida que sigue vigente y que obliga al gremio a prestar servicio. Aunque existe la posibilidad de que se sumen igual a la huelga general, en el Gobierno descuentan que los colectivos circularán con normalidad durante ambos días.
Por fuera del transporte, otras actividades también se verán afectadas. En hospitales y centros de salud habrá atención reducida, con personal limitado a guardias mínimas. Aun con la protesta en marcha, el Gobierno mantiene abierta la puerta al diálogo, aunque por el momento no hay señales de acercamiento que modifiquen el escenario previsto.
