Con el presidente en Estados Unidos, la Cámara alta rechazó por mayoría las candidaturas de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla al máximo tribunal. Ni el apoyo parcial del PRO ni las gestiones del oficialismo alcanzaron para evitar la caída de ambas postulaciones.
El Senado dio este jueves un duro golpe al gobierno de Javier Milei al rechazar las designaciones de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como jueces de la Corte Suprema. La votación fue contundente: Lijo recibió 43 votos negativos y sólo 27 a favor, mientras que García Mansilla, quien había aceptado el cargo por decreto, fue rechazado por 50 senadores y respaldado por apenas 23. La sesión fue presidida por Bartolomé Abdala, ya que la vicepresidenta Victoria Villarruel se encuentra a cargo del Ejecutivo.
El oficialismo no logró alcanzar los 48 votos necesarios para aprobar los pliegos. A pesar de haber sumado acuerdos con sectores del PRO y del radicalismo, la mayoría se inclinó por el rechazo. Durante el debate, Anabel Fernández Sagasti (UxP) denunció intentos de compra de voluntades por parte del gobierno, mientras que José Mayans, jefe del bloque peronista, cuestionó la legitimidad de García Mansilla y apuntó contra la Corte por incumplir sus deberes. Francisco Paoltroni, ex LLA, pidió designar mujeres y repudió el mecanismo por decreto.
En el PRO hubo posturas divididas. Luis Juez votó en contra de Lijo pero avaló a García Mansilla, a quien consideró idóneo, aunque criticó el procedimiento de nombramiento. En cambio, Alfredo De Ángeli rechazó ambos pliegos y cuestionó el asesoramiento presidencial. Desde la UCR, Martín Lousteau se opuso al mecanismo de designación y advirtió que convalidarlo sería “el fin de la independencia judicial”. El único respaldo claro vino del libertario Juan Carlos Pagotto, quien defendió las candidaturas alegando que cumplieron con todos los pasos requeridos.
